Si estás pensando en adquirir un vehículo nuevo, seguro que te has planteado si adquirirlo de combustible diésel es una buena idea. Y más aún: estarás pensando si tiene aún más desventajas que éste sea de segunda mano.  En nuestro país se venden dos coches de segunda mano por cada vehículo nuevo. Esto supone más de dos millones y medio de coches, muy diversos en su estado y kilometraje, tanto de gasolina como de diésel. En ese contexto surge la duda: ¿merece la pena comprarme un coche diésel de segunda mano?

Razones a favor:

  • Mucho se ha hablado sobre el diésel y su futuro, con noticias alarmistas acerca del posible aumento de la fiscalidad y restricciones a la circulación para este tipo de vehículos. Sin embargo, tras la tormenta inicial se constata que esta modalidad continúa siendo una opción muy válida. En trayectos largos los sistemas anticontaminación de un motor diésel siguen representando óptimos consumos y durabilidad, tanto por ser este combustible más económico como por un menor consumo real. Por ello un diésel conviene si la mayor parte de los kilómetros se realizarán por autovías, autopistas y carreteras.
  • Un diésel debe ser tratado con mimo tanto en sus revisiones como en la calidad del combustible, así como en los intervalos de calentamiento y enfriamiento, y en una conducción suave. Si se hace así tiene una durabilidad constatada. De igual modo, si no vives en una gran ciudad, puedes beneficiarte del menor precio de un diésel anterior al año 2006, siendo recomendable para núcleos como Madrid o Barcelona un motor diésel con etiquetado medioambiental de la DGT.

Razones en contra:

  • Las dudas sobre el futuro del uso del gasóleo es tal vez el reparo más importante la hora de adquirir un diésel de segunda mano. Las polémicas en torno a vehículos que no cumplían con los grados de contaminación que prometían han dado una mala imagen a este sector, implicando que la mirada del comprador contemple ahora que puede ser seriamente contaminante y dañino para la salud, lo que pone obstáculos a su compra. En ese sentido está demostrado que los óxidos de nitrógeno generados en su combustión son dañinos, especialmente en entornos urbanos y en altas concentraciones. Los recorridos cortos y en ciudad son una desventaja para el diésel.