Cuando vamos a comprar un vehículo usado solemos realizar una serie de comprobaciones fijándonos en distintos elementos del coche. Pero hay cosas difíciles de detectar a simple vista, como por ejemplo si ha sufrido un siniestro que comprometa su seguridad. Si ese accidente desconocido ha afectado a la estructura del mismo podría a resultar peligrosa su conducción, sobre todo si la reparación no se ha realizado de manera profesional. Existe un tipo de accidente que puede desembocar en el llamado “siniestro técnico”, que especifica que no es recomendable su reparación por no resultar segura.

De entrada, puedes solicitar un informe CARFAX del vehículo, organización que opera en 20 países europeos. Incluyen los datos técnicos del mismo, la fecha de su primera matriculación, el número de propietarios, el uso original del vehículo -particular, taxi…- o si tiene reserva de dominio o embargos. Debes saber que los daños estructurales que hayan sido reparados de manera defectuosa pueden determinar una baja seguridad pasiva, que haga que los resultados ante un nuevo siniestro sean graves para los usuarios. La absorción del impacto puede verse comprometida tras un accidente anterior. Esta situación se agrava cuando son coches traídos de fuera de nuestras fronteras, y más aún de fuera de los países comunitarios.

Un aspecto determinante de que esto ha sucedido puede ser el espesor de la pintura. Si éste es elevado puede ser un buen detector. Pasar un imán por la carrocería puede ser un acertado chequeo ya que éste quedará pegado en las zonas sin daños y caerá donde haya mucha pintura o donde haya una acumulación de masilla. Debemos chequear faros, pilotos, piezas interiores o, incluso, la zona interior de los pasos de rueda que no muestran restos de pintura, lo que puede indicar que esa zona ha sido repintada. Si colocamos el coche a la luz y observamos la pintura desde distintos ángulos podemos apreciar si existen discontinuidades que revelen reparaciones ocultas. Las grietas en la pintura también son chivatos de la situación que denoten una acción sobre el vehículo.

El cierre de puertas debe estar exento de holguras o dificultades. Especial atención debemos prestar al cierre del maletero y al larguero y la chapa correspondiente al hueco de la rueda de repuesto. No deben existir desajustes entre las molduras y tapizados ni presentar descuadres los paneles interiores y las molduras. Todos los elementos de chapa deben tener la misma holgura ya que son diferentes o una pieza parezca descuadrada podría evidenciar su manipulación. Por otro lado, los tornillos con los que están ancladas las piezas suelen venir pintados de fábrica y si alguno no las muestra alerta sobre su retirada. Igualmente ocurre con las bisagras, que deben cuadrar con el resto de piezas y no estar repintadas. Hay que observar señales en el tapizado del techo para asegurarnos de que no se ha dañado por saltar los airbags. Las tapas de éstos, si son nuevas, pueden informar de su cambio. Revisa que, al arrancar el vehículo se encienda el testigo de funcionamiento del airbag ya que si es así pueden haber retirado la bombilla del mismo para que no dé error o fallo.