Para responder con rapidez a esta pregunta debemos fijarnos en varias cuestiones. La primera es que si lo hacemos atendiendo a su ciclo de vida total, un coche diésel contribuye más al calentamiento global debido a sus emisiones de dióxido de carbono. A ello hay que añadir que los diésel emiten mayor cantidad de óxido de nitrógeno, que es el que genera enfermedades respiratorias, que los de gasolina. Por último apuntaremos que los vehículos diésel modernos con un buen mantenimiento emiten por el contrario menos partículas en suspensión que sus equivalentes de gasolina. Estas partículas merman la calidad del aire y nuestra salud pero afectan al clima de forma compleja, de forma que no se asocian directamente con el calentamiento global.

Manejando todas estas variables, en la actualidad un coche diésel es más negativo para el calentamiento global que uno de gasolina,  según los estudios realizados por la Federación Europea de Transporte y Medio Ambiente. Como curiosidad apuntaremos que los coches de gasoil provocan que sus conductores piensen que su menor consumo les permite conducir más a menudo y trayectos más largos, lo que produce un efecto rebote negativo para el medio ambiente.

Medimos el impacto de un vehículo comparando su consumo respecto a otros tipos de motor. Ciertamente el gasto de combustible de los coches diésel es menor que el de la gasolina a igual potencia. Pero también se mide comparando las emisiones, y tradicionalmente el gasóleo producía más gases de efecto invernadero por litro, lo que reducía su impacto al consumir menos combustible. Pero la mejora en la eficiencia de los motores de gasolina ha ido cambiando el escenario y hoy día un diésel pueda llegar a ser más negativo que un coche de gasolina  a pesar de que las emisiones por kilómetro sean menores.

Hay que admitir que la cantidad total de emisiones de los dos tipos de vehículos ha presentado una importante reducción en los últimos años. Pero atendiendo al ciclo de vida completo de estos dos combustibles, en la producción del gasóleo comprobamos que es necesario un mayor gasto de energía que provoca una mayor emisión de gases de efecto invernadero. Igualmente sucede en la propia producción de los coches de motor diésel, que además son más caros.

Según el Consejo Internacional del Transporte Limpio (ICCT), si comparamos el comportamiento de ambos motores, también vemos que los coches diésel presentan mayor emisión de óxidos de nitrógeno. En este sentido existe un límite marcado por Unión Europea superior al de la gasolina que según esta entidad superan el 90% de los coches diésel de media en 4.5 veces. Los más preocupantes son los coches diésel antiguos, ya que los nuevos vehículos de gasóleo con buen mantenimiento presentan niveles similares e incluso menores de partículas en suspensión que los de gasolina. En España además tenemos el hándicap de que el parque móvil está formado mayoritariamente por vehículos diésel viejos.